La forma de voto más común hoy día, fue adoptada en 1889.
“Confiando en que el Señor Jesucristo me ayudará, PROMETO: Que procuraré hacer todo lo que Él quiera que yo haga; que la regla de mi vida será hacer oración y leer la Biblia todos los días, y sostener mi iglesia de todas las maneras que me sea posible; especialmente asistiendo a los cultos, tanto en el domingo como entre semana, a no ser que me sea impedido por algún motivo que pueda presentar en conciencia como excusa a mi Salvador. Y que hasta donde me lo permita mi inteligencia, durante toda mi vida, procuraré vivir como cristiano verdadero. Como miembro activo de la Sociedad de Esfuerzo Cristiano, prometo ser fiel a todos mis deberes; asistir y tomar alguna parte (a más de cantar), en todos los cultos de oración, siempre que no me sea impedido por alguna razón que pueda presentar por justa a mi Señor y Maestro. Si me viere imposibilitado para asistir a la reunión de consagración, haré lo posible por enviar un texto de la Escritura para que sea leído en respuesta a mi nombre al pasar lista."